Nada que decir, solo mirarte.
Mejor.
Estar ahí cuándo al fin te des vuelta,
Y me sonrías.
Y entrar en tus ojos que me callan.
Que te quedes cerca,
Para adorar juntos el silencio que nos une.
Espero no te incomode.
A mi me encanta.
puyyy me gustais mucho lo que has publicado
ResponderEliminarno, gracias a vos
ResponderEliminarme hiciste recordar a un fragmento:
El espacio entre los dos
resbaló
como harina entre los dedos.
Ya sólo en el mundo
un lugar habitado
-tú y yo.
sin embargo, todos nesesitamos algo... o acaso ellos no piensan? o vos no andas, corres y te refugias tambien como ellos o como yo?
ResponderEliminarYo diría que es excesivamente determinista eso que decís. Bien dijo Sartre que el hombre esta encadenado a la libertad. Bah, no siéndole tan fiel a su interpretación, y virando un tanto a la dialéctica te digo que si bien vos no elegís a la gente, ni los lugares ni momentos que te ocurren (aun así, hasta ahí esto), por que tales condicione objetivas se nos imponen… lo que si podes elegir es intentar cambiarlo, si podes elegir no aceptarlo; pero también podes aceptarlo y sintetizar las cosas evitando pensar en ESO que no te gusta, pensando en lo fácil (triste símil a no pensar) “Así viven muchos amigos míos, sin hablar de un tío y dos primos, convencidos del amor-que-sienten…” .
ResponderEliminarLo que te ocurre se resignifica con lo que sacas de ello, con tu interpretación (no obligatoriamente acción), con vos y tu alma.
Igual, muy seguramente fui poco claro. Perdón. Y qué lindo platicar, por cierto.